hay salas y salas, hay salas tristes y anticuadas, llenas de cuadros rotos, hay salas modernas y vacías, donde no parece haber vida, decoradas por un extraño y destinadas a otros extraños, a extranjeros en su propia casa, como alienígenas viviendo en un mundo perfecto creado solo de dinero.
hay salas como esta, en la que escribo este diario, con sillones naranjas y peludas alfombras claras, dragones escupiendo fuego de metal, indígenas de mirada de madera, pinturas al óleo rojas y azules que explotan y se derraman, maltratados almohadones a rayas de colores, aplastados por el peso de la vida, salas como esta son salas polaroid, cuando están en silencio es como que esperasen, y cuando están ocupadas, almacenan el murmullo tranquilo, las risas y el sonido de los vasos, los procesan dentro de sus paredes con una maquinaria de resortes y engranajes, y los entregan a la salida, a los pechos de los visitantes, para que los lleven consigo.
hay salas como esta, en la que escribo este diario, con sillones naranjas y peludas alfombras claras, dragones escupiendo fuego de metal, indígenas de mirada de madera, pinturas al óleo rojas y azules que explotan y se derraman, maltratados almohadones a rayas de colores, aplastados por el peso de la vida, salas como esta son salas polaroid, cuando están en silencio es como que esperasen, y cuando están ocupadas, almacenan el murmullo tranquilo, las risas y el sonido de los vasos, los procesan dentro de sus paredes con una maquinaria de resortes y engranajes, y los entregan a la salida, a los pechos de los visitantes, para que los lleven consigo.