lunes, 14 de abril de 2014

sentarse a comer solo en una estación de servicio,  un espacio sin dueños,  solo gente en tránsito que entra, y desaparece.
por la noche,  anclado por un instante sobre una mesa,  invisible.
un programa frívolo en la tv,  una moto afuera que acelera,  y los recuerdos de un día que decanta adentro mío por debajo de la piel, reflejados sobre las botellas de este paraíso urbano.  

aquí los tiempos se miden en vasos de coca, el mío ya vacío dictamina la vuelta a casa,  quizás, hasta una nueva breve pasantía.

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