domingo, 13 de abril de 2014

un sillón a rayas, una casa bien decorada, decorada para intuir la perfección de una ficción, donde cada cosa esta en su lugar cuando en la realidad las cosas no lo 
están tanto, me senté cómodo, en coma digestivo, en coma auditivo, después de una viva charla de almuerzo, con monólogos poblados por enredados hilos de relatos del pasado, de gente ya extinta en pueblos fantasmas, que merodean en anécdotas como si ahora vivieran solo en ese mundo, el que escupen los labios de los comensales.
un almuerzo entretenido y frívolo, como es la vida.
a veces.

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